A pesar de su interés por los libros impresos, como deja constancia
en la cláusula LXXII de su testamento (comprar libros manuscritos
siempre que no tengan un precio mayor que si fuesen impresos), llega a
reunir una colección de más de 1.000 códices medievales
y renacentistas, de los que se conservan más de 500 volúmenes.
Del mismo modo que los impresos, don Hernando los adquiere
a lo largo de los años en los viajes que realiza a los mercados europeos
del libro. En España fundamentalmente en Barcelona, Sevilla y Valladolid,
y en Europa en ciudades como Lyon, Milán, Padua o Roma. También entre los
manuscritos encontramos algunos que le fueron obsequiados, como
Sedacius totius alchimie Guillelmi Sedacerii junto con la
Summa de Geber en 1509 por Cristóbal de Sotomayor, o el Llibre de menescalia de Manuel
Díez, regalado en 1510 por Almeyda paje de don Hernando de Toledo
hermano del duque;
sin olvidar el Libro
de las Profecías de su padre
el Almirante.
Por diferentes
vicisitudes parte de las bibliotecas de particulares, al morir, pasaban a
engrosar los depósitos de distintos comerciantes, de esta forma Colón pudo
hacerse con libros que pertenecieron a diversos personajes como Bartolomé
da Bologna, Pere Miquel Carbonell, Petrus de Monte, Coluccio Salutati,
Marino Sanudo, Antonio María Solucar, etc.
Hace acopio de obras manuscritas
pertenecientes a todas las ramas del saber: Teología, Derecho (civil y
canónico), Astronomía, Filosofía, Medicina, Poesía, oraciones, comentarios
a autores clásicos y medievales, Patrística, etc. Es también la Biblioteca
Colombina rica en música que abarca especialmente los siglos XIV-XV.
Aunque han desaparecido paulatinamente joyas musicales inapreciables, aún
podemos contar en su fondo con obras del calibre del llamado
Cancionero Musical de la Colombina, Chansonnier français, Variorum de
Musica Mensurata...
Los autores representados abarcan todas las épocas y ramas de la
ciencia: clásicos como Platón, Aristóteles, Cicerón,
Séneca, Plutarco, etc.; santos y padres de la Iglesia como san Agustín,
san Anselmo, santo Tomás, san Bernardo de Claraval, Tomás
Becket, etc.; papas como Juan XXI, León I, Bonifacio VIII, Inocencio
III, Clemente VII, etc.; médicos como Hipócrates, Avicena,
Galeno, Nicolas de Sancta Sophia, Dino del Garbo, Johannes Mesue, etc.;
filósofos y teólogos como Gulielmus de Occam, Raimundo Lulio,
Alonso Tostado, Raimundo de Peñafort, Juan Alonso de Benavente,
etc.; hombres de letras como Boccacio, Dante, Filelfo, Poggio Bracciolini,
Graziolo Bambaglioli, etc.
La lengua latina es logicamente la mayoritaria en
los libros manuscritos de don Hernando. Superan los 100 los conservados
en italiano, con pérdidas
de otro casi medio centenar. Los desaparecidos en lengua española,
rozan la treintena, se equilibran con los 36 que actualmente se conservan.
En cambio los manuscritos desaparecidos en lengua catalana (23) superan
a los que se mantienen en sus anaqueles (18). También se conservan
muestras en francés,
lemosín, griego y alemán.
El período de confección de los distintos
ejemplares abarcan desde el siglo IX, como el Liber de promissionibus
et predictionibus Dei, hasta el siglo XVI. Cubriendo así toda
la Edad Media, con manuscritos codicologica y paleograficamente
representativos de las distintas etapas
medievales, y los tipicamente renacentistas.
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